lunes, septiembre 29, 2008

Espejo Torcido


Me hiciste volver a mi cuerpo.
No sé si lo sabes pero hasta esa noche
mi alma no parecía encontrar una conexión con mis palabras,
con mis acciones, con mis reacciones o con mis lágrimas.
Ya no era mi cuerpo, era más bien un sacrificio
un cansancio constante,
el abandono del alma en lo oscuro,
el habitar constantemente el frío.
No había ya ninguna presencia,
ningún corazón para tocarme
era prisionera de la noche.
Yo quería despertar y mi cuerpo dormía,
yo quería explotar y mi cuerpo disminuía.
El espejo no me decía nada,
todo estaba por dentro, pero llegaste tu
y en un ardiente desahogo me hiciste volver a mi cuerpo.
Fuiste mi espejo torcido
y lo que le sigue a cualquier punto a parte.
Me hiciste volver a mi cuerpo
mataste con tu piel el silencio
calmaste con tu voz la ansiedad,
con las manos me rescataste del olvido.
Te fuiste con la luna y me dejaste empapada de ti.
Me hiciste volver a mi cuerpo y ahora que te has ido
no puedo evitar preguntarme
¿qué hago aquí?

(Mara)

martes, septiembre 23, 2008

Esto agoniza…


En el medio de la noche mis ganas de encontrarte se evaporan, ya no existen mis razones, se me ha ido esa urgencia y mi soledad ya no es un pretexto.

Ahora que esto agoniza me doy cuenta de que no fue nada, más que el delirio de una que otra noche en la batalla contra el frío.

Ya no quiero estar entre tus brazos y pretender que me conformo con tu calor, no quiero fingir que te escucho cuando hablas y que tiemblo cuando te acercas.

En el medio de esta noche el vacío en mi se hace visible, ese vacío que no pude llenar contigo, que no quise llenar contigo.

Ahora que esto agoniza de verdad espero que de esta nada pueda surgir alguna cosa, que más allá del frío y del delirio se conserve intacta mi esperanza, mis ganas de volver a empezar, mi perdida inocencia, mi olvidado temblor, mi mutilado deseo…

(Mara)