miércoles, febrero 22, 2012

Te amé mal...

(Ilustración: Raul Hernández)
  
Me abriste las puertas de tu cuarto y creí que así entraría definitivamente en tu alma, pensé que además me invitabas a travesar libremente el espacio entre tus brazos, de un lado hacia el otro para encontrar mi lugar en el medio…

Me desnudé frente a ti para mostrarte los alrededores de mis cicatrices pero escondí entre las sábanas mis profundidades  olvidé mirarte, olerte, tocarte, olvidé explorarte, olvidé dejar que me descubras en serio.

Te hablé de todas las cosas que jamás me han quitado el sueño y tuve mucho cuidado de no mencionar mis miedos, de poner entre paréntesis algunos capítulos de mi pasado, de saltar las páginas que yo misma escribí antes, cuando me daba permiso de sentir en exceso.

Me anulé ante ti, ignoré por completo todo lo que me ha hecho como soy. Fingí cordura, fui inalterable, no lloré, no temblé, no te pedí que me tocaras más, que me besaras más, no te confesé cuánto te necesitaba.

Te convertí en algo que no eres, te dibujé alas de ángel, pinté de blanco los rasgos de tu humanidad, te ofrecí cosas que nunca tuve, te asusté, me asusté y desaparecí antes de que te fueras.

Pero te amé, en ese momento te amé como si nada más existiera, como si supiera exactamente lo que estaba haciendo, como si tu hubieras sido perfectamente conciente de lo que estaba pasando, como si la noche fuera eterna, como si no necesitáramos explicaciones, como si tu sintieras lo mismo, como si con e sol todo pudiera aclararse para nosotros, como si nuestros miedos fueran diminutos y nuestros deseos igualmente desproporcionados.

Me olvidé de lo frágil que puedo ser y de lo mucho que llegué a necesitarte, olvidé ver tu sombra y solamente te amé sin saber que eso no era suficiente, ni para ti ni para mí, olvidé todo lo que nos separa, sobre todo olvidé que tu no me amabas….

(Mara)