jueves, junio 28, 2007

Latido


Mi corazón mata, muere, se detiene...
Te busca aunque sabe que no estas. Te espera.
Mi boca te recuerda y mis manos todavía te sienten alguna vez.
Mi corazón se acelera y al no encontrarte se da a la fuga.
Te quedas en el paréntesis que nunca termina.
Tu también matas, tu también mueres.
Aunque de lejos parezca que es posible volver, mi corazón sabe la verdad, se ahoga, agoniza y otra vez aprende a vivir sin ti.
Mi cuerpo te extraña aunque jamás hayas sido completamente mío, mis ojos te dibujan en los espacios vacíos y me hago a la idea de que es posible estar contigo a pesar de tu ausencia.
Mi corazón vuelve a gritarte y tu sigues sin escuchar.
Mi corazón se ha acostumbrado a estar loco, a sufrir alucinaciones, a saltar al vacío y sobrevivir, al encierro de mi silencio, el exceso de mis circunstancias, al latir de una vida sin razón, a la aceleración de una persecución inútil, a detenerse y matar y morir...
(Mara)

jueves, mayo 17, 2007

Alguien


Quisiera estar con alguien que quisiera estar conmigo toda la noche. 
Alguien a quien no le molesten mis manos frías, mi nariz fría, mis lágrimas frías.

Quisiera estar al lado de un corazón que me calor, de un silencio que diga consuelo. 
Quisiera ser la parte que le falta a un abrazo para ser amor, ser lo que le falta al azul para ser fuego. Ser el arroyo donde cae una cascada, el manantial en un desierto, la flor que se resiste a morir en un cementerio.
Quisiera estar en algún lugar donde sea posible encontrar una sonrisa, donde se sienta el aroma de un recuerdo, que existe porque alguna vez me dejo la conciencia de estar viva.
Quisiera estar en el momento, en el que la luz se despide de la luna, estar ahí cuando el odio agoniza y amanece otro sentimiento.
Quisiera verte y que me veas, un minuto antes de que decidamos que todo ha terminado, quisiera que en esa mirada, volvamos a despedirnos del momento en el que todo comenzó.
No quisiera estar en tu recuerdo, ni ser parte de tu olvido, no quisiera buscarte mañana o esperarte hoy.
Quisiera ser el momento de alguien que necesite estar conmigo toda la noche.
(Mara)

viernes, marzo 30, 2007

Frágil



Antes y después de todo, pero sobre todo en cada ahora, estás tu o está tu presencia. Si la mañana resulta estar vacía… basta con recordarte para encontrar una parte de mi esperanza. Si al transcurrir el día la falta de certeza me asfixia, llegas tú y me das un respiro, las preguntas se detienen y mi desesperación desaparece hasta nuevo aviso.
Cuando no puedo más y mi única opción es escapar de lo que todos los demás entienden como real, eres mi cómplice y mi guardián. Si alguna vez aparece uno de esos momentos llenos de miedo, cargados de fatalidad, sé que no será difícil encontrar tu mano.
Contigo puedo compartir la grandeza que fugazmente produce algún placer ocasional, el dolor que una vez produjo una herida y aún evoca su cicatriz. Tu sabes cada motivo que encierran mis tatuajes y también sabes que hay algo más allá. Tú sabes cosas que yo estoy a punto de descubrir.
Antes y después de todo, pero sobre todo aún, estás tú o tu presencia.
Ya que mi mundo se ha partido en dos y yo he quedado desamparada en el centro, necesito de ti constantemente, para que me recuerdes quién fui y de ser necesario me rescates de mí misma, de todo mi desvarío, de mi persistente fatalismo y, sobre todo, de las ganas que tengo de saltar y terminar de destruirme.
Antes y después de todo y aunque no logres rescatarme del todo, siempre estará todo lo que eres para mi, poniéndole música a cada episodio de mi vida, evitando así el silencio de esta eterna soledad en la que me he convertido.

(para mi ángel guardián, Vlayo)


viernes, marzo 02, 2007

A veces...




A veces, extraño que estés en mi cama con la luz del sol en la espalda,
imagino que este tiempo te guarda como un buen vino y en realidad no puedo esperar para beberte y embriagarme de ti aunque sólo sea por un breve instante y luego ni tu ni yo sepamos qué es qué.

A veces extraño que mis libros me hablen de ti, de todas las cosas que quiero escribirte,
de tu desnudez en la mía, de las cenizas de la tarde que anuncian el final de nuestro encuentro, final que no puedo escribir en mis deseos, final que no parece final sino fin de un juego.

A veces siento como si me conocieras tanto que me doy permiso de creer que se lo que estás pensando, de creer que estás pensando en mi, como si fuéramos amantes perpetuos y sobrepasáramos promesas, condiciones y circunstancias.

A veces vuelvo y me detengo en la noche en que nos conocimos, cuando supe al mirarte que te quería a mi lado, aunque fuera en un sueño te quería a mi lado. Pero no tuve que soñar, despertaste a mi lado, con tus ojos de luna y tu sonrisa de travesura.

Varias veces volviste a mi, no sé, tal vez fui yo la que volvió a ti, sólo se que el magnetismo fue más fuerte que yo y que tampoco quise evitar nada. No quise temerte, solo quererte, no quise escapar y tampoco tuve que esperar, llegaste como la mejor de las sorpresas, le pusiste sentido a mi desvarío, cambiaste mis recuerdos por un presente que me eterniza.

A veces creo que somos la mejor de las excepciones, amigos, amantes, magia, violento deseo que no acaba más, preguntas que se esfuman, ilusiones que existen cuando existimos para amarnos y luego se van.

A veces, aunque sepa que no estás, en tu recuerdo encuentro un momento de consuelo, porque a veces la realidad me sobrepasa y me inunda la tristeza, mato por completo mi esperanza y ya no me queda nada. Sólo tu, tu intermitencia, tus ojos de luna, tu sonrisa de travesura, el no saber qué es qué, el poder extrañarte y así pensar que tal vez, vendrás otra vez a mi lado.

Mara.

lunes, febrero 26, 2007

Tu cuerpo dice más...

Todo pensamiento vuelve a tu cuerpo.

Es así que frecuentemente visito la posibilidad de volver a explorar ese espacio donde ya no tengo miedo.


Por eso creo que tu cuerpo dice más que tus palabras.


Tu boca sólo la recuerdo humedeciendo mi boca, acariciando mi cuello, llegando lentamente al centro del placer donde lo que puedes decir se pierden definitivamente.


Con tus brazos me confiesas un fugaz deseo de acompañarme y en ese instante tu cuerpo se parece a una promesa.


Todo lo que podría arruinarse con palabras en tu cuerpo se siente correcto, por eso me doy permiso de ser como creí que era.


Tu pecho me recibe sin preguntas y aún en ese abismo llego a sentirme plena.


Tu piel me limpia de los temores que en otras circunstancias se tatuaron en cada centímetro de mi cuerpo.


Para ti yo soy como el silencio, un espacio en blanco que sólo espera tu cuerpo.


Desaparezco hasta encontrar tu tacto, me disperso en las horas de luz y me reintegro al sentir con la noche la fuerza de tu cuerpo, la contundencia de lo que no se ha dicho porque ni tus palabras ni las mías dicen tanto como nuestros cuerpos.