martes, febrero 26, 2019

Oclusión



Puedo sentir cómo se pierde el último rastro de la avalancha que fue hace tiempo el amor que sentí por ti.

Desaparece como las cosas que ya no encuentran su lugar.

Se trunca al no encontrar su origen o su destino.

Casi todo lo que sale de tu boca corta, hiere.

Tus manos casi nunca abrazan y casi siempre lastiman.

No reconozco lo que sale de tu corazón, eso se pierde en el camino.

Estando cerca de ti me rindo a la fuerza de la atracción que me lleva inevitablemente a tu lado.

Puedo sentirme retrocediendo en el tiempo, negando mis instintos, todo por la tentación de creer en esa ilusión que alguna vez confundí con el amor.

En la convivencia hay días en los que te transformas en algo parecido a lo que amé y entonces entiendo lo que me une a ti.

Te he convertido en mi única constante, disonante.

Hay momentos en los que reconozco el amor en tus ojos pero ya no lo deseo.

Por alguna extraña razón, siempre vuelvo a ti aunque nunca encuentre mi lugar a tu lado.

Todo lo que existe entre tu y yo se queda en la ilusión, en el tacto, en tu cuerpo, en tu sexo y en tus labios.

Mientras estés aquí y yo esté contigo, todo queda suspendido, la esperanza, las ganas del amor, pero no mi inquietud y tampoco mis alas.