Amo tocarte,
descubrir otra vez
el espacio -inexistente-
que separa mi tacto de tu piel.
Amor redescubrir tu espalda
reconocer tus lunares con mis dedos,
contarlos y quedarme en el que está
justo en medio de tu cintura.
Amo acariciar tu cuello,
recorrer tu nuca,
pasar mis manos por tu cabello,
y buscar tus labios una y otra vez.
Amo el garabato que de repente
forman nuestras piernas y nuestros brazos
cuando nos cansamos de amarnos,
como un signo de infinito en el que nos
perdemos,
el día o la noche entera.
Amo mi desnudez a tu lado,
tu desnudez en mi piel,
que no te canses de buscarme con tus
manos
y no cansarme de sentirte.
Amo fingir que eres mío,
pretender que soy tuya,
que la distancia y el tiempo entre
nosotros
solo sirvió para acercarnos
y que finalmente estamos
en el breve instante en el que todo es
como tiene que ser.
(Ilustración "El abrazo de Silvia, García Oliver)
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